EP. 5 - lo que nos toca (hacer)

Archivo de Maria

Está claro que el huracán María no solo arrasó nuestra red eléctrica… también, como mencionamos en el primer episodio de esta serie, el apagón de meses que le siguió nos “cambió el chip”.

Archivo de María

Esas reacciones que tuvimos tanto tú como yo y todas nuestra familias y vecinos crearon un ambiente que el gobierno y la Junta de Control Fiscal aprovecharon para ejecutar cambios que se discutían por lo bajo hace tiempo, cambios como el de la Ley 120 de 2018.

Con esa ley, nuestra red eléctrica quedó totalmente fragmentada.

MÚSICA

Por un lado, está todavía la Autoridad de Energía Eléctrica que sigue siendo la dueña de los cables, postes, plantas de generación y responsable de la deuda que acumuló con bonistas y pensionados. 

Por otro lado, está LUMA. 

En el “día a día”, esa empresa privada es la que quita, pone y mantiene postes y cables, todo eso que formalmente se llama la transmisión y distribución, y es la que contesta cuando llamamos a servicio al cliente. 

Pero LUMA no es la única corporación privada de la que ahora depende que nos llegue la luz. Hay una corporación que se llama New Fortress Energy, que es la dueña de Genera PR. Como su original nombre apunta, esta empresa opera las plantas que GENERAN la energía que consumimos en el archipiélago. 

Pero… Genera PR no opera TODAS las plantas del país.. 

(suspiro) Ok, lo que viene ahora es complicado, así que dame break pa explicartelo, porque pa eso estamos aquí-- pa llegar a el meollo.  

Genera PR tiene la responsabilidad de mantener la generación de energía en el país, pero solo opera las plantas que operaba antes la Autoridad, que son las que utilizan derivados del petróleo o gas para producir energía. De hecho, New Fortress, el dueño de Genera, le vende gas a estas plantas. 

Mientras tanto, en la costa sur de Puerto Rico, específicamente en Peñuelas, hay otra generadora —Ecoléctrica— que quema gas… Ecoeléctrica es una empresa privada aparte de GENERA PR…

Y, no me puedo olvidar de AES, que quema carbón en las costas de Guayama pero recibió dinero del gobierno de Puerto Rico para cambiar su operación y administrar fincas solares…

Esos son algunos de los actores privados, pero el cuento no se acaba ahí: la fragmentación del antiguo monopolio del sistema eléctrico también alteró la interacción del gobierno con el sistema. Con estos cambios, ahora hay cuatro agencias gubernamentales con gran influencia sobre nuestra red eléctrica. 

Una es: La Autoridad para las Alianzas Público Privadas—

Esa es la administradora de los contratos del gobierno con las empresas privadas que operan el sistema eléctrico.

Otra: el Negociado de Energía— que tiene: 

el deber de regular a casi todo el sector, 

el poder para decidir cómo se implementa la política pública energética en el país 

y es la que establece las tarifas y cargos que vamos a pagar los ciudadanos.

Las otras dos que faltan hay que mencionarlas en conjunto: el Departamento de Vivienda federal y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, o FEMA.

Entre las dos, canalizan algo más de 15 mil millones de dólares de fondos federales que, de alguna manera, deben llegar a la red y al sector de energía en Puerto Rico.

Este escenario es complejo, pero como hemos aprendido en esta serie, no es algo nuevo.

Como te conté en el segundo episodio, todo esto empezó en el siglo pasado con un sistema eléctrico privado y fragmentado. Fue con la creación de la Autoridad de Fuentes Fluviales que lo que estaba disperso se puso bajo una sola agencia pública que se encargó de ampliar la red con dinero que venía del gobierno federal.

Así que podríamos decir que ya hemos bailado al ritmo de este son… aunque eso sería sobresimplificar un reto que es mucho más que una bailadita… y todavía más cuando nos fijamos en las circunstancias que nos distancian del Puerto Rico del siglo 20. Porque hay un contexto bien importante en todo esto que he obviado hasta ahora y que, definitivamente, cambia el panorama:

¿Te acuerdas de que en el episodio 2 hablé del gustito por el fiao que tenía  la Autoridad? 

AUDIO EPISODIO DOS

Ese gustito nos trajo… la quiebra (en mayúsculas), y ahora tenemos que intentar esta transición con dos actores adicionales-

la Junta de Control Fiscal y la corte de quiebras de Estados Unidos. 

Desde hace casi 10 años, después de que nuestro gobierno se declaró en bancarrota, las decisiones de política pública aquí están a expensas de lo que quiera la Junta, compuesta por siete personas a quienes los puertorriqueños no elegimos, y también de las decisiones de la jueza federal Laura Taylor Swain, que preside en el tribunal el caso de la quiebra de Puerto Rico. 

ARCHIVO

La quiebra de la Autoridad de Energía Eléctrica y el plan que ha propuesto la Junta para liquidar su deuda de quince mil millones de dólares se discute en la sala de la jueza Swain.

Allí se decidirá cuánto la Autoridad le pagará a sus bonistas, cómo atenderá las pensiones y cuánto dinero quedará disponible para operar la red y la transición a fuentes renovables. Esas decisiones del tribunal y de la junta tendrán un impacto directo sobre lo que realmente será posible y cuánto nos va a costar. 

Con todo y eso, es bien difícil que surja un momento más adecuado que el presente para activarse y participar, ahora que Puerto Rico encara el siglo 21 con la oportunidad de reimaginar su relación con la luz. 

Soy Laura Noemí Pérez y, en el episodio final de esta temporada de El Meollo, vamos a explorar las maneras en las que podemos participar en la discusión del futuro de nuestra red eléctrica. 

Agustín: Nosotros estamos reelectrificando el país. Lo estamos haciendo a pesar del gobierno. Ya hay más de ciento diez mil sistemas solares, fotovoltaicos, en techos. La mayor inmensa mayoría de esos tienen baterías. Esto no para. Se están instalando, la razón a la que se instalan cada día aumenta más. Pero eso, eso no pasa natural como como la lluvia ni crece como el moriviví eso hay que organizarlo.

Para el profesor de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, Agustín Irizarry Rivera, los sacrificios de muchas familias para instalar placas solares y baterías después del huracán María son el comienzo de “otra cosa”. 

Agustín: Una persona que comienza a preocuparse de cuánta electricidad usa, cómo la usa, cómo la produce, que esto es mío, que esto me ayuda a aportar a mi comunidad. Es una persona diferente. Es un ciudadano diferente. Poco a poco, deja de ser un abonado. Poco a poco deja de ser un cliente. Y eso es una transformación energética también. Eso cambia el marco por completo, ¿verdad?.

Ese cambio de marco va creando conversaciones como las que hemos tenido durante toda esta serie. 

No solo entre las personas que describe Agustin, que tienen su propio sistema de generación de energía. También, entre los que quisieran tener algo igual, pero no pueden, como los vecinos de la Cooperativa de Vivienda San Francisco, que visitamos en el tercer episodio. 

O la gente de la Comunidad El Coquí, en Salinas, que hicieron de tripas corazón para tener un sistema de placas en su centro comunal, porque los apagones son la orden del día, mientras viven al lado de una finca solar que no les da energía pero que, aseguran, les ha traído inundaciones más severas.

El cambio de mentalidad también ha provocado la fragmentación del sistema que te describí al principio de este episodio, y la política pública imperfecta que se ha legislado en estos años para atajar los problemas de una red, también imperfecta. 

En este presente caótico, en el que hay tantos intereses jalando para su lado, cuando sabemos que la soga siempre parte por lo más finito, hay ciertos espacios de participación ciudadana que podrían ser una esperanza para que esta transformación atienda las necesidades de los ciudadanos, y no solo las de los intereses económicos. 

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Una de las agencias clave en el entramado actual y que mencioné más temprano, el Negociado de Energía, supervisa la discusión sobre dos temas esenciales para todos: la revisión de la tarifa eléctrica y el Plan Integrado de Recursos. 

El primero va a resultar en un reordenamiento de cuánto se paga y por qué conceptos. El segundo, con ese nombre tan críptico, es el documento que dicta cuáles van a ser las prioridades de inversión para que Puerto Rico pueda cumplir con la transición hacia fuentes de energía renovable.

La ley de 2014 que crea el Plan Integrado de Recursos ordena que el Negociado les dé participación a los ciudadanos en el diseño del sistema eléctrico que mejor les sirva. 

Lilian: El plan integrado de recursos es un plan que se revisa cada tres años en el que, eh, se propone cuáles son los recursos de generación, transmisión y un poco de distribución que se van a utilizar para proveer el servicio que está proyectado en un horizonte de veinte años. Y tiene un plan de acción de cinco años.

Esa es la abogada Lillian Mateo Santos, una de cinco comisionados del Negociado de Energía. 

La visité una tarde en el Negociado, que, por cierto, es vecino de la Junta de Control Fiscal en un edificio de la Milla de Oro en Hato Rey.

Esa tarde, en un salón de conferencias, hablé con ella sobre todo lo que había aprendido en mis conversaciones con las demás personas que has escuchado en esta serie. 

Y descubrí que Lilian comparte el optimismo que ya me había transmitido Agustín de que las conversaciones cada vez más habituales sobre las energías renovables están transformando positivamente la manera en que nos vemos quienes “consumimos la luz”.

Lilian: Las energías renovables estamos escuchando de ella hace más de veinte años. No nos habíamos montado en ese tren, eh, y yo creo que el tiempo nos demostró irremediablemente que, que tenemos que hacer el catch up. Tenemos que tratar de recuperar el tiempo perdido y montarnos en esa transición.

Yo estoy confiada y esperanza de que a medida que continúe pasando el tiempo, el consumidor puertorriqueño vaya adquiriendo mayor, eh, conocimiento, y se empodere más de lo que es su conducta como consumidor y su consumo de energía y cómo planificarlo. Porque van a ver más herramientas disponibles en el futuro que los van a ayudar a empoderarse y a tomar más control.

Pero como nos advirtió el exministro uruguayo Ramón Méndez Galain en el episodio pasado, pensar que la solución es estrictamente individual es una gran trampa.  

Tanto los problemas de la red eléctrica como sus soluciones, son asuntos COLECTIVOS… hasta para quienes ya tienen “sus placas y baterías”.

Lillian: No se puede perder de vista que la mayor parte de todos esos techos que se están instalando están diseñados con una capacidad que todavía no suple las necesidades completas de ese hogar. Por la noche, esas casas la batería es la red. Y yo tengo que buscar en dónde producir energía para yo suplir eso por la noche porque esas personas no están descargando sus baterías. Si el sistema tiene una batería, no la descargan por la noche. Entonces, los sistemas renovables realmente lo que están haciendo es reduciendo la cantidad de energía que yo tengo que generar, pero todavía por la noche, todavía yo tengo que buscar de dónde yo saco esa energía para por la noche.

El sol es gratis y nosotros tenemos mucho sol. Pero para convertir la energía solar a energía eléctrica, hay que tener equipos y tecnología que tiene un valor. El dejar fuera los combustibles fósiles nos va a ayudar a reducir los costos que tenemos para producir el kilovatio hora que consumimos, pero no va a ser gratis. Vamos a tener precios estables. Van a ser menores que los de los combustibles, pero ciertamente hay que invertir en la red para que podamos ser prosumidores y hay que invertir en sistemas para que produzcan esa energía.

Lo que apunta Lilian aquí es uno de los balances más delicados que requiere la transición hacia un país con cien porciento de energía renovable. 

Por un lado, el que instala un sistema de generación en su techo lo hace con la expectativa de independizarse de la red eléctrica. 

Por el otro, hay sectores completos de la población que siguen atados a la red sin opción. La clave está en que, mientras menos personas haya en la red, más tendrán que pagar por la energía cada una de ellas. Por el contrario, mientras más personas haya, menor sería el gasto.

 Esta realidad me trae a otro de los puntos en los que coinciden las personas con las que hablé, y es que la independencia energética no se puede lograr por separado. No se puede ver cada casa como una isla energética. Como nos dijo el exministro de Energía de Uruguay: eso NO es. 

Tomás: El término de autonomía y de autosuficiencia energética es un término jurisdiccional  en el sentido que si Puerto Rico llega a ser percent renovable, no va a depender de energía externa.  

Ese es el ingeniero Tomás Torres Placa. Fue representante del consumidor en la Junta de Gobierno de la Autoridad de Energía Eléctrica y está ligado a la discusión de la transformación de la red desde hace años.

Tomás: No va depender que venga el barco con gas natural. No va a depender que venga el barco con petróleo, no va a depender de que venga el barco con carbón. Pero, de que tenemos que estar interconectados para nosotros compartir la energía que producimos y hacer un sistema resiliente, hombro con hombro, ayudarnos con en esa resiliencia, eso se hace a través de una red. Y tenemos que estar entrelazados en esa red y es y operar esa red conlleva unos costos. Y es importante que eso se entienda. Si no, el sistema colapsa.

Tomás no duda en enfatizar que esos costos no son poca cosa, y resume lo que él estima que es la clave para que logremos la autosuficiencia energética.

Tomás: Como siempre, hemos dicho que todo el mundo pague un poquito.

Eso de distribuir los costos entre todos los usuarios fue lo que, esencialmente, permitió que se electrificara la isla en el siglo pasado. 

Agustín me lo recordó así:

Agustín: Cuando éramos más pobres, tomamos la decisión de llevarle la electricidad al último jíbaro de la loma, aunque no la pudiera pagar. Ah, ¿y cómo lo hicimos? Una cosa interesante que hicimos fue decir, la electricidad tiene un precio único.

En la ciudad, que es más barato llevarla, al lado de la planta, que es más barata, la vamos a cobrar al mismo precio que al de la loma, porque ahora vamos, estás transfiriendo dinero desde la ciudad a la loma. Eso una decisión de política pública. Pues esas cosas también se hacen con la otra tecnología, porque esa no es una decisión tecnológica, es una decisión de política pública. Cuando éramos más pobres, lo hicimos. ¿Por qué no lo podemos hacer ahora? Seguro que lo podemos hacer ahora, pero tenemos que plantearnoslo y tenemos que hacer los números para hacerlo.

Lilian, la comisionada del Negociado, tiene un ejemplo reciente y puntual sobre por qué sigue siendo mejor “cobrarle poco a más gente” en lugar de “mucho a poca gente”.

Lillian: Cuando María, en Vieques y Culebra se pusieron en operación unos generadores que el gobierno federal proveyó el combustible. Se generó la energía y se envió a través de las líneas de transmisión y distribución, las que sean que hay en las islas a los consumidores.  Hubo una percepción incorrecta de que porque los federales habían provisto el combustible, los consumidores no tenían que pagar esa energía. Pagaron la energía todos los consumidores, los de Moca, los de Mayagüez, los de Culebra, todo el mundo pagó energía en la medida en que la recibió. Se les restó el valor del combustible que los federales proveyeron, pero se pagó el servicio recibido.

Hubo gente en las dos islas municipios que expresaron que eso era injusto, que debía ser un costo para los de Culebra y un costo para los de la isla grande. Ahora, vamos a tratar de contrastarlo con el hecho de que si los federales no hubieran puesto el combustible de Vieques y Culebra y yo le hubiera tenido que cobrar a Vieques y a Culebra el combustible que costaba proveerle energía a ellos, a ese grupo de consumidores nada más, el impacto hubiera sido  catastrófico, catastrófico. Porque cuando no lo socializo, depende de la cantidad de población que yo tengo en un área. Por eso es que en su mayoría, en casi todas las jurisdicciones se socializan los costos para poder establecer una dispersión de los costos mayor.

Esa discusión tiene varias vertientes. 

Pero en este momento existen ciertas áreas donde podemos y debemos involucrarnos.

Una de estas es la evaluación que está haciendo el Negociado de Energía sobre la tarifa y la medición neta.

De seguro has escuchado ese término antes. Pero por si no, déjame explicarlo rápido:

La “medición neta” es el programa mediante el que quienes producen energía en sus techos venden a la Autoridad la electricidad que les sobra. 

Actualmente, la tasa de cambio de ese programa es kilovatio hora a kilovatio hora. 

O sea que, a estos abonados, la Autoridad les da un crédito de un kilovatio por cada kilovatio que ellos le dan a la red. Ese intercambio, hasta ahora, se ha usado para incentivar que la gente adquiera estos sistemas solares. 

Pero, con la proliferación de esos sistemas en los techos, estamos llegando al punto en que habrá mucha gente recibiendo créditos por energía producida y no tantas personas pagando para mantener funcionando la red que necesitamos todos.

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Un mecanismo que se ha propuesto para garantizar cierta equidad es vender la energía por bloques de consumo. El primero debería ser lo suficientemente grande para asegurar el consumo normal a un precio accesible. Y, de ahí en adelante, bloques que se hacen más caros según aumenta el consumo.

Agustín, el profesor del Colegio, me lo explicó con un referente histórico que sinceramente no me esperaba:

Agustin: Los romanos tenían un acuerdo social interesantísimo. Los romanos le exigían, incluso a sus emperadores, que eran la autoridad absoluta e indisputable, que cada ciudadano romano tenía que tener acceso a una cantidad de agua todos los días. Nosotros deberíamos todos tener acceso a una cantidad de energía todos los días.

Tenemos que hacer un proyecto colectivo, un contrato social que nos permita definir cuál es esa energía básica, ese bloque básico y a qué precio es accesible pa’ que todo el mundo lo tenga. Yo le llamaría el, ese bloque de energía de dignidad. De ahí pa’ arriba, podemos hablar de otras otras reparticiones.

Una vez uno se atreve a pensar distinto, se asoman muchas ideas.

Por ejemplo, los bloques también pueden tener un precio distinto dependiendo de en qué momento del día se consume la energía.

También podrían ser bloques “prepagados”, como se compraban antes los minutos para hablar por celular. Son todas alternativas que ya se usan en otros países. 

De hecho, Ramón, desde Uruguay, nos mencionó algunas. Pero hay que estar dispuestos a imaginar futuros distintos… Y dice Lilian que, también, de participar de los procesos de decisión:

Lillian: Mi esperanza a nivel personal  es que el consumidor se vuelva más vocal. Yo creo que ese es uno de los de las áreas donde el consumidor puertorriqueño necesita este convertirse un poquito más en alguien más activo. Y es tan fácil como sentarse a escribir algo y enviarlo. No todo elmundo le gusta expresarse en público o tiene la facilidad. Pero mucha gente son capaces de enviar un correo electrónico con aquellos que entienden que debería ser escuchado. Y yo estoy a favor de, no solo a favor de eso, sino que hemos continuamente tratado de ampliar todas las formas de las que nos estamos comunicando. Y siempre hay espacio para, para mejorar, pero se están haciendo más cosas que las que inicialmente se están haciendo, eh, aquí en Negociado para propulsar eso.

El espacio para mejorar que menciona la comisionada es real. 

Nosotros como ciudadanos debemos participar más, pero el Negociado tiene que facilitar la comprensión de los temas que maneja. De nuevo, Agustín en Mayagüez:

Agustín: Los procesos en el Negociado de Energía son muy jurídicos, ¿verdad? Ellos actúan como un tribunal. Entonces, ellos tienen que reconocer que eres parte con interés y tienes que tener unas calificaciones.

Hacen también unas vistas abiertas, pero casi todas esas vistas abiertas se reducen a qué se yo, viene LUMA con una presentación. Habla LUMA el problema en inglés. Yo no he visto al negociado contratando gente que sean peritos, no en las tuercas y la electricidad, peritos en hablar con comunidades. Peritos, sociólogos, psicólogos, gente que haga la labor social de ir a una comunidad, conversar con la comunidad y llevarle las preocupaciones de la comunidad al Negociado de Energía. Eso no existe en el Negociado de Energía. Eso no existe en ninguna parte del gobierno de Puerto Rico. Eso no lo hace la Autoridad de Energía Eléctrica. No lo hace LUMA. Nosotros deberíamos seguir organizándonos para exigir que esos espacios existan.

Y esa organización a la que apunta Agustín también debe tener en cuenta que los espacios que sí existen tienen limitaciones. 

Por ejemplo, la capacidad que tenemos de influir en la planificación de la red a través del Plan Integrado de Recursos está limitada por decisiones que YA se tomaron, como las asignaciones presupuestarias que ya están comprometidas, los contratos como los de Genera y LUMA y la ubicación de plantas de energía renovable o fincas solares. 

Como ciudadanos, tenemos que presionar para que el gobierno tome en cuenta nuestras propuestas en todas las etapas del rediseño de la red.

Comunidades como El Coquí, en Salinas, que ya están afectadas por decisiones como la ubicación de fincas solares o la generación con carbón de la planta de AES, están haciendo eso mientras también reclaman un esfuerzo mayor para que estos temas se discutan de manera más accesible. Maritza Figueroa, una de las líderes comunitarias de El Coquí,  me lo dijo así cuando nos conectamos: 

Maritza Figueroa: Cuando tú vienes a hablar con la comunidad, si eso es un ingeniero que sabe, pues el ingeniero que venga a explicarnoslo. Más na’. Porque, digo, nosotros no tenemos que ir a la escuela de ingeniería a entenderlo, vienen y nos hablan en arroz y habichuela, y en boricua, en puertorriqueño, ahí como es. Y nosotros lo vamos a entender, porque nosotros somos pobres, no somos analfabetas.

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En la transición hacia la energía renovable, las preguntas sobre las que hay que actuar se acumulan. En nuestras conversaciones, surgieron muchísimas interrogantes. 

Por ejemplo: ¿cómo vamos a integrar los carros eléctricos y su creciente demanda de energía, ¿cuál es la estrategia para manejar los desperdicios que ya está produciendo esta industria incipiente, qué hay de la dependencia de productos, como las placas solares, que se construyen con minerales que tampoco son infinitos; ¿cómo se hace una buena revisión de la tarifa?, ¿cómo se crean microrredes efectivas?, ¿cómo se aprovechan mejor los fondos federales?

Y ni hablar de otras ideas que cada participante fue sugiriendo, como tirar un cable entre Puerto Rico y República Dominicana para crear una red antillana, o activar las baterías en los hogares como si fueran una gran planta de emergencia para todo el sistema.

Estas preguntas y estas ideas, todas, están ahora mismo sobre la mesa. 

Asegurémonos, entonces, de que haya una silla para cada uno de nosotros, que a esa mesa nos sentemos todos, en igualdad de condiciones, y que lo que nos sirvan sea sabroso, justo y beneficioso para todos los ciudadanos.

Agustín: Los cambios tecnológicos te pueden permitir repotenciar cosas si las piensas de otra manera, ¿verdad? Si las piensas de otra manera. Yo veo oportunidades interesantes para Puerto Rico desde el punto de vista de otros desarrollo.

Quizás no vamos a hacer las mismas cosas, pero vamos a hacer cosas. O sea, Puerto Rico es una potencia solar y tenemos que  descubrir cómo aprovechamos ese recurso, ¿verdad? Y cómo ese recurso, cómo la utilización de ese recurso nos va a llevar a donde queremos llegar. Pero primero tenemos que ponernos de acuerdo, pa’ dónde vamos.

Gracias por acompañarme hasta este final de la primera temporada de El Meollo. 

En el portal elmeollo.org, encontrarás información de referencia y enlaces con las fechas y procesos pendientes relacionados con la transición energética para que puedas participar. 

Si el podcast te ayudó a entender mejor este meollo eléctrico, te invito a que lo compartas con tu gente. 

Este episodio lo escribió Oscar J. Serrano. Fue editado por Ezequiel Rodríguez Andino y por mí, Laura Noemí Pérez. El diseño de sonido y la producción son de Ezequiel Rodríguez Andino. El diseño de marca y el arte gráfico que acompaña los episodios son de Alberto de la Cruz.

Esta primera temporada de El Meollo fue posible gracias a la subvención de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, el National Endowment for the Humanities y el Environmental Defense Fund.

Contamos con la asesoría de Agustin Irizarry Rivera y Carlos A. Muñiz Osorio.

Agradecimientos especiales para José Ibañez, de Monopolio Records, Sonya Canetti Mirabal y Dalila Rodríguez Saavedra, de Humanidades Puerto Rico, Dan Whittle y Braulio Quintero del Environmental Defense Fund, María Colón Cruz y los estudiantes de comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón y a Espacios Abiertos.

Visita el portal ElMeollo.org para consultar materiales relacionados con este episodio y obtener más información sobre la energía en Puerto Rico.

Y pendiente, porque seguiremos desenredando otros temas que nos afectan.