EP. 4 - ¡se puede! Uruguay y la esperanza para Puerto Rico

Laura: 

En enero de 2018, el entonces gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, anunció en un mensaje especial en radio, televisión e internet el inicio de la privatización de la Autoridad de Energía Eléctrica...

Ricardo Rosselló: La Autoridad de Energía Eléctrica dejará de existir como deficientemente hoy opera. Durante los próximos días comenzará el proceso donde se venderán activos de la AEE a empresas que transformaran el sistema de generación a uno moderno, eficiente y menos costoso para el pueblo.

Meses después, en octubre de 2018...

Notiseis: El Gobernador anunció ayer la radicación de una medida legislativa que pretende alcanzar en el año 2050 el cien porciento de uso de energía renovable en Puerto Rico como parte de la política pública energética del país.

En 2019, se promulgó la Ley de Política Pública Energética de Puerto Rico -la Ley 17-, que dice que, para llegar a esa meta del cien porciento en 2050, primero hay que conseguir que, en 2025, el cuarenta porciento de la demanda de electricidad provenga de fuentes renovables. 

Así que imagínate mi sorpresa cuando, en noviembre de 2023, el Negociado de Energía dijo en un suplemento que pagó en El Nuevo Día que las fuentes renovables representaban el cuatro porciento de la generación de energía en Puerto Rico.

Por si te perdiste, eso significa que, a finales de 2023, todavía faltaba treinta y seis porciento para alcanzar esa primera meta. 

Luego de conocer esos porcentajes y esas proyecciones, por lo menos, a mí, me cuesta evitar el escepticismo.

Porque esa idea de que la privatización aceleraría la “modernidad” y “eficiencia” de nuestro sistema choca con lo que uno siente cuando se encuentra que la compañía privada a cargo de los componentes de transmisión y distribución de nuestra red protagoniza partes noticiosos como este:

WAPA TV- Y hoy también es noticia que un informe del Consorcio LUMA Energy reveló un aumento de dos punto ocho porciento en la cantidad de apagones reportados en los pasados doce meses en Puerto Rico. Según ese reporte, los clientes de LUMA Energy experimentaron en promedio veintisiete minutos sin el servicio de energía eléctrica a la semana con un aproximado de ocho interrupciones anuales por clientes.

Media hora a la semana sin luz y ese dato que reportó Noticentro proviene de un informe de la propia privatizadora. 

Así que no se nos puede acusar de injustos cuando, en Puerto Rico, pensamos que las metas trazadas para nuestro sistema eléctrico parecen imposibles.

MÚSICA  

Y el panorama se complica más cuando uno se fija en lo lenta que ha sido la transición hacia la energía renovable en Estados Unidos y Canadá. Yo no menciono esos países porque sí; es que LUMA Energy es un consorcio de compañías estadounidenses y canadienses. 

MÚSICA 

Te voy a contar lo que encontré en este “ranking” de 2023 que mide la capacidad para desarrollar futuros sostenibles entre las setenta y seis naciones con el mayor índice de producto nacional bruto. 

Se llama Green Future Index y lo presenta el MIT Technology Review.

En el renglón donde se evalúa la contribución y la tasa de crecimiento de la generación de energía renovable de cada país, Estados Unidos y Canadá no están ni entre los primeros veinte.

¿Los que sí aparecen? pues... los sospechosos habituales: Noruega, Suecia, Islandia… tan lejos y tan fríos… todos con idiomas tan distintos al nuestro. Un dato más que me pone a pensar cuán lejos está esa realidad para nosotros. 

Pero, ahí… en el puesto número siete del ránking... me topo con una esperanza… un país que no se siente tan lejos… un país de, más o menos, tres millones de habitantes, como nosotros… un país donde hablan español y donde, como aquí, “la luz” es sinónimo de energía eléctrica… 

En el puesto #7 del ránking me encuentro a Uruguay...

France 24: Y comenzamos en Uruguay, que logró reemplazar los combustibles fósiles por energías limpias. Entre 2017 y 2021, el noventa y cuatro porciento de su generación eléctrica fue de fuentes renovables como el viento y el sol...el camino que los llevó hasta aquí comenzó en el 2010 cuando los distintos partidos políticos firmaron un acuerdo para hacer de la transición energética una política de estado a largo plazo.

Soy Laura Noemí Pérez y, en este episodio de la primera temporada de El Meollo, nos vamos de viaje, no solamente a otra tierra, sino a lo que podría ser el futuro de nuestro archipiélago.

ARCHIVO-- Host: Seguimos adelante en tele buen dia, es siempre muy grato recibir el valioso aporte del Doctor Ramón Mendez Galain, es el director nacional de energía, Ramón, buen dia, ¿cómo anda?.

Ramon: Buen dia, un gusto estar aquí de nuevo.

Host: Bueno igualmente para nosotros, bueno luego de esta…

El físico uruguayo Ramón Méndez Galain pertenece al selecto club de funcionarios que consiguieron cumplir las metas que se trazaron cuando llegaron al servicio público.

Ramón: Mira, me siento feliz. Me siento orgulloso y me siento, sobre todo, muy agradecido de que mi país me haya dado esa oportunidad.

Ramón me dijo esto en una videollamada desde su casa en Uruguay, y recordó que esa oportunidad de trabajar por su país le llegó por sorpresa, con una llamada telefónica, en 2008. 

Ese año, el presidente de su país, Tabaré Vázquez, lo sacó de la academia, donde era físico teórico, y lo convirtió en director nacional de Energía. Le pidió que pusiera en práctica un plan que había ideado desde el salón de clases: eliminar la dependencia a los combustibles fósiles y generar electricidad solo con energía renovable.

BEAT

Embarcarse en una transformación como la que consiguió Uruguay, y como la que atraviesa Puerto Rico, puede parecer una larga noche. Ramón recuerda el momento en que amaneció para Uruguay: 

Ramón: Amaneció, creo que debe haber sido un día de mayo, me parece el año 2011. Mee acuerdo, yo estaba en un encuentro de CEPAL en Santiago de Chile. Y ese día, eh, fue la apertura de la licitación de la compra de energía eólica.  Luego de tres pasos de una curva de aprendizaje que había tenido tres pasos. Dijimos, estamos pronto, ahora sí. Tenemos un sistema de licitación que funciona, los mecanismos, los documentos funcionan, el mercado nos ha respondido bien. Hay subiendo interés. Vamos a hacer una licitación por una cantidad importante de megavatios instalados. Ese día fue el día que se abrió la licitación.

Por cada megavatio que pensamos, teníamos ocho megavatios ofrecidos. Teníamos doce empresas que se prestaron a la licitación y los precios estaban por debajo de lo que nosotros estimamos. Ese día fue el que yo dije ya está, ahora sí, ya está. O sea, eh, hay interés y hay muy buenos precios.

Esto, esto no tiene cómo salir mal. Cuatro años después, estaba totalmente transformado el sistema.

BEAT

No hay comparaciones sencillas cuando se contrastan dos países y sus sistemas de energía. Uruguay tiene una cantidad de población equiparable a la de Puerto Rico, pero su extensión territorial es mucho más amplia. 

Además, sus características geográficas implican que, para ellos, las fuentes renovables que más frutos rinden son las del viento, el agua y la que obtienen al procesar desperdicios biológicos-- conocidos como biomasa-- producto de su extensa actividad agroindustrial.  Y luego está lo obvio:

Ramón: Hay una diferencia enorme que es que nosotros no, no tuvimos una red eléctrica arrasada por por por por María. No, María no pasó por aquí, eh, y realmente eso es una diferencia enorme.

Pero hay otros aspectos en que sí nos parecemos. 

Ramón: Al mismo tiempo Uruguay es un país que de alguna forma parecido a Puerto Rico, no tenemos ecursos fósiles tradicionales. No tenemos ni petróleo ni gas natural ni carbón. Entonces dependíamos casi exclusivamente de, eh, energía importada y habíamos comenzado a tener momentos de apagones, de cortes de luz, a veces programados, a veces no programados. Y sobre todo, el costo de la electricidad se había disparado de una forma muy significativa. En definitiva, de alguna forma, eh, dejando de lado el tema de los huracanes, una una situación de alguna forma parecida, eh, a la que están viviendo ustedes en este momento.

El segundo presidente bajo el que sirvió Ramón fue José “Pepe” Mujica. Para dejarlo ejecutar su plan, le puso UNA sola condición: que se encargara de conseguir el apoyo de las distintas fuerzas políticas del país. 

Ramón: Todo el proceso yo diría que duró unos siete u ocho años desde que se comenzó, el, se definió la política energética. Luego se acordó entre todos los partidos. No fue una cuestión que surgió de un acuerdo, sino que se se inició con un gobierno y en la transición entre un gobierno y el siguiente fue que se se construyó ese acuerdo que validó de alguna forma en lo que se venía haciendo y luego unos cinco años, tal vez, entre que culminaron las curvas de aprendizajes y se hizo la la transformación en sí, las inversiones importantes.

Y aunque lograr esa coalición era un primer gran reto, lo que le seguía no era más sencillo.

Ramón: Entonces, bueno, el camino era claro, era, teníamos que apostar a nuestras energías renovables. Y el gran desafío fue doble por qué bueno, hasta ese momento no había ningún país del mundo que hubiera llegado como terminamos llegando nosotros a noventa y ocho porciento de fuentes renovables en nuestra matriz eléctrica.

El desafío era, bueno, por un lado, ¿funciona eso, cómo se hace? ¿Es posible? Nos decían, no se precisan centrales térmicas, sin la central a carbón sin centrales a gas natural, eso no puede funcionar. Entonces, fue un primer desafío, mostrar que técnicamente funciona y funciona bien. Funciona mejor incluso que el sistema que teníamos antes.

Y segundo, mostrar que era, pudiese ser más barato, decir que con eso no solamente íbamos a tener energía abundante, sino que la vamos a tener más barata que la que teníamos, digamos abaratar las tarifas.

Hubo varias claves que garantizaron el éxito de la encomienda que recibió Ramón. Una de ellas, es que, como científico al fin: él planificó, modeló  puso a prueba los modelos y reconfirmó los cálculos antes de tirarse al mundo real. 

Ramón: Tuvimos que modelarlo. Era naturalmente algo muy, muy arriesgado. Aparte, el operador del sistema persistentemente bos decía que eso no podía funcionar. Organismos internacionales plantearon una cantidad de dudas. Esa fue seguramente una de las etapas más más complicadas en las cuales trabajamos codo a codo con nuestras universidades.

Se desarrolló un modelo que hoy, hoy en día es una referencia, se llama SIMCE, que es un modelo que simula justamente, eh, y que a la larga ópera sistemas con altos porcentajes de fuentes intermitentes como son la eólica y solar. Y define cuál es la mejor manera de concatenar las diferentes fuentes para, gracias a su complementariedad, llegar a tan altos porcentajes de fuentes renovables.

En ese sentido, Uruguay tuvo que tener la valentía y la sangre fría que tienen muchos pioneros; la audacia de quien se lanza a hacer algo que nadie más ha hecho. 

Ramón: Creo que lo más audaz que hicimos fue plantearnos el modelo que nos quisimos plantear. Lo más audaz fue decir, a ver, lo mejor para nuestro país es dejar de depender de los combustibles fósiles importados y pasar a depender de nuestros recursos naturales. Y lo vamos, lo vamos a poder hacer a pesar de que el mundo no lo ha hecho.

Y lo vamos a poder hacer más barato de lo que tenemos. Ya es solamente de plantearlo. Ya me parece una locura. Porque hoy parece mucho más fácil y hoy es mucho más fácil porque, además, hoy las energías renovables son mucho más baratas. Hoy sabemos que generan una cantidad de puestos de trabajo. Hoy sabemos que las energías renovables no son solamente una solución para el problema global del cambio climático. Son la mejor solución a nivel nacional. Para cualquier país. Incluso para economías grandes. Incluso para los Estados Unidos es la mejor solución. Porque justamente nos independiza de todas esas frustraciones locas que tiene el sector energético. Nos genera millones de puestos de trabajo, nos abarata costos.

Entonces, pero en ese memento era una locura y y todavía. El otro día me encontré con un compañero del gabinete del gobierno de aquella época cuando yo salía en la televisión diciendo en el año 2015,  vamos a tener, eh, más de la mitad de nuestra fuente de generación renovable. Y me decía que hablaban con colegas ministros y decían, cómo vamos a hacer en el 2015 para salir a decir, para explicar que los locuras que decía Ramón hace ocho años antes, este, eran disparate, cómo vamos a hacer explicar esto, qué dolor de cabeza acabamos a tener en el año 2015, y lo logramos mucho más que eso.

Nosotros logramos reducir los costos energéticos en prácticamente la mitad. Es decir, salir de los combustibles fósiles o de nuestro caso, derivado el petróleo, para pasar a energía eólica, energía solar, nos permitió pasar de alrededor de mil cien milllones de dólares de costo de producción electricidad al año a seiscientos millones de dólares que tenemos hoy.

O sea, redujimos en quinientos millones de dólares todos los años en los costos de producción de electricidad en un país en que quinientos millones de dólares es el uno porciento del PBI. O sea, es un impacto en la economía muy importante que bueno, fue fruto definitiva de lo que decíamos. Hoy en día las energías renovables son más baratas y de eso hay evidencia en todo el mundo.

Además de esas reducciones, Uruguay tenía que conseguir el dinero para la transición. Para esto, invitó a las empresas privadas a participar, ofreciéndoles un modelo que les convenía. 

Así fue que funcionó: trabajó unos acuerdos de compra que establecen que la empresa privada que construye una planta generadora pone el dinero alante y el gobierno se compromete a comprarle energía a un precio fijo por un número de años. 

Estos acuerdos de compra existen en Puerto Rico, pero no han acelerado una transición como ocurrió en Uruguay.

BEAT

Hay otra similitud entre Uruguay y Puerto Rico. Allá, como acá, antes de la transición, también se había privatizado el servicio eléctrico. Pero, eventualmente, los ciudadanos revirtieron esa decisión mediante un referéndum. 

Tras esa votación, llegó un cambio de mentalidad, y un mandato de crear una entidad pública fuerte que tiene el bien público —el de los ciudadanos y el del país en su conjunto— como norte. 

Y aunque eso no ha ocurrido en Puerto Rico, Ramón me dijo que, en realidad, lo más importante no es si la luz está en manos públicas o privadas… 

Ramón: Por más que sea el servicio eléctrico, sea ofrecido por una empresa pública o por una empresa privada, no deja de ser un servicio público. Y los servicios públicos tienen que tener una fuerte regulación pública. Y la regulación es mucho más que simplemente controlar que el precio sea correcto o que la calidad sea la adecuada es mucho más que eso.

Es direccionar a ese servicio público en la dirección que las políticas públicas entienden que es la más conveniente. Eso no es una visión solamente una empresa, una empresa naturalmente, y así funciona el sistema en el que vivimos, una empresa lo que busca es maximizar su lucro y está bien que así sea cumpliendo ciertas reglas, cumpliento por supuesto ciertos mandatos, etcétera.

Pero una política pública ve mucho más allá que eso. Ve temas ambientales, ve temas sociales, le importa la generación de empleo, le importa el impacto sobre el resto de la economía de cada uno de los sectores. Todo eso no lo puede ni lo debe ver una, una empresa. simplemente, todo eso lo tiene que ver las empresas públicas, las políticas públicas.

Entonces, eh, sea del propietario que sea la empresa distribuidora, lo que sí se precisa es una política pública muy clara. Que defina los nortes, que defina los objetivos y que planteé cómo tiene que ser el sistema.

Hoy, el éxito del sistema uruguayo es una combinación de políticas claras, que están al servicio del bien público, y la orquestación de múltiples fuentes de energía renovable. 

Ramón me explicó que solo así se atiende la intermitencia, que es una de las mayores críticas que recibe la energía renovable, porque el sol no brilla todo el tiempo ni el viento sopla sin parar.

Y eso es algo que deberíamos tener en cuenta aquí, donde parecería que solo hablamos de la transición a una fuente, la solar.

Ramón: Un sistema renovable que depende de una sola fuente es mucho más vulnerable que un sistema que depende de fuentes fósiles, mucho más, muchísimo más. Lo que funciona de las energías renovables es la complementación de las fuentes. Pero además también pensar aisladamente es algo que  hace mucho más vulnerable el sistema. ¿Qué quiero decir con esto? Un secreto fundamental para nosotros fue mirar al sistema como un todo.

Eh, entonces no, no, no es que cada empresa o cada familia genera su propia electricidad. Eso muy difícilmente funcione. O sea, uno tiene que tener unos pack de baterías enormes para garantizar, para funcionar de manera aislada del resto del mundo. O sea, justamente las dificultades de las islas, es que no están interconectadas.

Pero lo peor de lo peor, es pensar cada uno como una isla. Porque ahí sí realmente, pues los costos se disparan absolutamente. Y es muchísimo más ineficiente. Y, y hay muchísimo, mucho más dificultades para funcionar. No, no hay nada como mirar sistémicamente a los sistemas energéticos. Y eso fue lo que hicimos nosotros. Los miramos como un sistema y diseñamos cuál es la mejor complementación para poder darle un lugar a, a nuestras fuentes propias, que son las fuentes renovables. El sol, el viento, el agua, la biomasa.

Fíjense que nosotros en Uruguay, tenemos la medición neta en los hogares desde hace 15 años. Pero hay muy poquitos hogares que tienen medición neta porque les resulta mucho más conveniente estar conectados a la red eléctrica y tomar energía de la red eléctrica porque es mucho más barato que tener un sistema en el hogar y garantiza tener energía renovable y a bajo costo. 

Ramón reconoce que, entre la experiencia de Uruguay y la de Puerto Rico, hay contrastes, desde las que tenemos más presente como la amenaza de los huracanes, hasta aquellas en las que no pensamos tanto, como las actividades industriales y sus impactos en la red eléctrica. 

Pero, a la vez, la experiencia que tuvo como secretario de Energía y la que tiene ahora como director de la Fundación Ivy, una entidad que asesora a países para lograr sus metas energéticas, le ha llevado a concluir que nuestro archipiélago está en una posición en cierta forma envidiable porque puede rehacer su red eléctrica casi desde cero.

Eso gracias, irónicamente, a que luego de los desastres tenemos quince mil millones de dólares en fondos federales para reparar y reconstruir nuestra red eléctrica. 

Cuando Ramón puso en marcha el plan uruguayo, su país tuvo que hacer una inversión de seis mil millones de dólares, menos de la mitad de lo que, en teoría, tiene hoy Puerto Rico para transformar su red.

Ramón: A ver, si tú me das, si tú me das cuatro mil millones de dólares, se puede hacer magia realmente. O sea, todo, ¿qué se puede hacer con ese dinero? Todo y más que todo. O sea, desde redefinir un sistema completamente nuevo basado más del ochenta porciento en recursos absolutamente autóctonos con muchísimo menor costo con un nivel de resiliencia muchísimo mayor que, que que tenían antes. O sea, con ese dinero, se puede hacer todo. Absolutamente todo, con una aclaración. Tiene que tener una visión estratégica, una planificación de largo plazo, y tiene que tener la certeza de que si cambia un gobierno, el siguiente, no va a arrancar todo de nuevo.

Y todo lo que se avanzó se retrocede, no cuatro años, se retrocede diez años. Porque en esto parar y empezar de nuevo es volver a la prehistoria, no volver al punto anterior. Eso me parece que lo más poner antes. Sentarse a definir, construir una narrativa poderosa que muestre que ese es el camino para ustedes.

Cómo se, cómo se resuelve y que haya la mayor cantidad de participación ciudadana sosteniendo ese proceso. Vivimos en democracia, ustedes y nosotros. Y cuando la gente está convencida de que ese es el camino, los políticos van a votar, van a, van a llevar ante eso, porque saben que lo que les hace ganar es los votos.

Como sucedió, no solamente en Uruguay, sino también en España y en Alemania, dos países con alta penetración de energía renovable, los puertorriqueños deberíamos tener, no solo una nueva red, sino también una nueva manera de relacionarnos con ella.

Ramón: Las políticas de eficiencia energética son fundamentales. Por ejemplo, nosotros en nuestro caso, eh, una cosa que tenemos es tarifas múltiple horario en el cual para o para, de alguna forma incentivar a la gente, llevarlas a que consuma fuera del pico de consumo donde es más caro generar la electricidad.

Se puede hacer a partir de incentivos a través de las tarifas. Nosotros tenemos tarifa doble horario y triple horario. En que la tarifa es más cara en el pico de consumo y más barata en el valle de consumo. Y otro elemento también fundamental que nosotros tenemos, el sentido, es que el costo del kilovatio hora va creciendo en función de la cantidad de consumo.

Es decir, los primeros ciento cincuenta kilovatios hora que consumo una casa tienen un precio bastante más barato. De los 250 a los 300 es, es otro costo. Y por encima de los 300 es, es otro costo. Lo cual, de alguna forma, bueno, tiene que ver con una redistribución también a nivel de la economía global del país. Pero también es un incentivo a que no se use más  electricidad de la que se precisa utilizar. De todas formas es mucho más lo que hay que hacer.

Puerto Rico parece tener todo lo necesario para emular los modelos de Uruguay, de España, Alemania y otros países que buscan la independencia energética. De hecho, esa es la política pública federal, conseguir la autosuficiencia energética para todo Estados Unidos. 

Pero Ramón reiteró que el camino a esa meta pasa por la construcción de una red eficiente y confiable. Que pueda proveer energía renovable más barata para todos los residentes, y no que cada cual se las busque por su cuenta.

Ramón: Voy a dar un ejemplo absolutamente, eh, provocador, por decirlo de alguna forma, si me permite la palabra. Como. yo si fuera un ciudadano puertorriqueño, mucho más que salir corriendo a instalar un sistema de generación autónomo carísimo que tengo que tener baterías caras para garantizar que en cualquier momento tengo electricidad, eh, haría un movimiento junto con mis vecinos para tratar de convencer al gobierno de que tenga una política global para que para que me puedan vender energía eléctrica buena, barata, renovable, de precio estabilizado. Es decir, que de alguna forma se resuelva colectivamente el tema y no tenga que salir yo corriendo a resolverlo para mí, porque nadie me está, un servicio público no me lo están dando como, como yo creo que me lo tienen que dar.

Entonces me parece que el incentivo a la construcción colectiva en un tema como este es fundamental. Y para eso tengo que tener información. Claro, si simplemente la información es que viene alguien y me dice, ah, ¿tienes veinte mil dólares? Bueno, si tienes veinte mil dólares, te vendo esto y con eso te resolvieron los problemas de energía. Eso es parte de la verdad. Esa es una parte, una mirada, una parte de la verdad. Porque eso es el sálvese quien pueda. Y en el sector eléctrico no es bueno el sálvese quien pueda. O sea, no, no van a tener resuelto el problema si cada casa, si el objetivo es que cada casa tenga una generación autónoma, eso no no es. Pero cuanto más yo pueda entender, eh, que hay soluciones mucho mejores y que yo puedo ser parte de esas soluciones mejores, seguramente, cuanto más seamos en esa dirección, más chance tenemos que esas soluciones mejores lleguen lo antes posible.

Entonces, lo que quiero dejar de una forma como mensaje es que no hay nada más eficiente que poder tener una buena política nacional con una buena empresa, eh, distribuidora, una buena utility, que realmente genere el sistema más complementario posible y lo más basado posible en fuentes autóctonas. Porque es lo que independiza de las fluctuaciones de las de las importaciones y lo que de alguna forma genera mucho más fortaleza al sistema nacional.

Entender esto que nos dice Ramón es esencial. Porque tener una buena política pública sobre transición a energía renovable es clave y nosotros ya la tenemos.

Pero en nuestro archipiélago, hay actores con nombres e ideas que suenan noveles pero que, realmente, siguen usando combustibles que no producimos, de precios volátiles y que son muy lucrativos para ellos.  

Además, buena parte del discurso público sobre las energías renovables lo dominan compañías que venden e instalan sistemas de placas y baterías. Si te fijas, toda su publicidad se centra en que resuelvas tú para ti. Y esa, realmente, no es una solución; es un resuelve. Como dice Ramón: “Eso no es”.  

¿Recuerdas la cifra de cuatro porciento que mencioné al principio de este episodio? ¿No, verdad?, pues te refresco la memoria: según el Negociado de Energía, solo cuatro porciento de la energía en Puerto Rico provenía de fuentes renovables. 

Pero ese porcentaje solo tomaba en cuenta la generación en proyectos de escala industrial. No incluye los techos residenciales y comerciales de nuestro archipiélago.

Al momento que estamos grabando esto, nuestros techos producen siete porciento de la energía renovable en Puerto Rico.

Es un crecimiento impresionante, sí, pero no es pa’ tirar cohetes, porque parte de ese porcentaje son esas casas islas del “sálvese quién pueda”. 

Lo bueno es que ya existen entidades y grupos aquí que están pensando esto mejor y que comparten esa preocupación con Ramon –como los profesores en el Colegio de Mayagüez o las organizaciones comunitarias que componen “Queremos Sol”, por mencionar algunos.  

Su reclamo es que los fondos federales asignados para reconstruir el sistema eléctrico del país se utilicen para transformarlo en una red que complemente lo más posible, tanto las fuentes de energía como la tecnología: con paneles solares, baterías, microrredes y proyectos de energía renovable a gran escala; que logre una solución colectiva y no individual. 

Esas propuestas nos acercan más a Uruguay y eso, al menos a mí, me llena de esperanza. 

BEAT 

El próximo episodio de esta temporada de El Meollo es el final, y escucharemos cómo los ciudadanos podemos velar porque todos en la isla nos beneficiemos de la transición hacia la energía renovable.

Agustín: Los romanos le exigían incluso a sus emperadores que eran la autoridad absoluta e indisputable que cada ciudadano romano tenía tener acceso a una cantidad de agua todos los días. Nosotros deberíamos todos tener acceso a una cantidad de energía todos los días. A un precio accesible yo le llamaría ese bloque de energía de dignidad.

Este episodio lo escribió Oscar J. Serrano. Fue editado por Ezequiel Rodríguez Andino y por mí, Laura Noemí Pérez. El diseño de sonido y la producción son de Ezequiel Rodríguez Andino. El diseño de marca y el arte gráfico que acompaña los episodios son de Alberto de la Cruz.

Esta primera temporada de El Meollo fue posible gracias a la subvención de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, el National Endowment for the Humanities y el Environmental Defense Fund.

Contamos con la asesoría de Agustin Irizarry Rivera y Carlos A. Muñiz Osorio.

Agradecimientos especiales para José Ibañez, de Monopolio Records, Sonya Canetti Mirabal y Dalila Rodríguez Saavedra, de Humanidades Puerto Rico, Dan Whittle y Braulio Quintero del Environmental Defense Fund, María Colón Cruz y los estudiantes de comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón y a Espacios Abiertos

Visita el portal ElMeollo.org para consultar materiales relacionados con este episodio y obtener más información sobre la energía en Puerto Rico.