Ep. 1 - Y venía la brisa…

Laura: Si Alfonso Vélez no hubiera publicado esta canción en 1973, de seguro, alguien más en Puerto Rico se la habría inventado:

Música:

Yo tenía una luz/que a mí me alumbraba

Yo tenía una luz/que a mí me alumbraba

Y venía la brisa, ¡fuá!/y me la apagaba 

Y venía la brisa, ¡fuá!/y me la apagaba 

Si eres de Puerto Rico, seguro la reconoces, pero quizás no sabes el título. Se llama “El fuá” y captura, con una mirada jocosa y muy criolla, la relación de este pueblo con eso que llamamos simplemente “la luz”. 

Una escucha ese coro y, conociendo la historia de los campos de Puerto Rico, donde la gente se alumbraba en las noches con una modesta lámpara de mesa, con una mecha alimentada por keroseno y un tubo de cristal que resguarda la llama —o sea, con un quinqué—, es fácil imaginar a una familia boricua bregando con una brisa inesperada que de repente le apaga la luz. 

Cuando uno evoca esa imagen, parece increíble que la canción sea de 1973, porque lo que cuenta sobre la luz parece una estampa de un mundo mucho más antiguo. 

Alfonso: Esa canción nació en un barrio de mi pueblo, Miraflores, en una Promesa de Reyes.

Esa es la voz del mismísimo “Mr. Fuá”: Alfonso Vélez, también conocido como el jibarito de Añasco. Mi compañero Ezequiel Rodríguez Andino se encontró con él una tarde en la Plaza de Recreo de ese municipio para que nos contara cómo nació esa canción.

Alfonso: Cuando cantan la Promesa de Reyes dura como hora y cuarto y media, si son lentos los que están cantando, entonces los que están por allí se van a una esquina a jugar baraja, a jugar topo. Y entonces, pues, era en la carretera y había un mechón y el mechón se apagó. 

Quizás tú sabes qué es un mechón, pero yo no, así que quién mejor que el mismo Alfonso para que lo explique...

Alfonso: Un mechón es un pote o una botella que la llenan de gas. Le ponen un tapón de papel, lo prenden porque se moja con gas. Y cuando se va bajando la luz, pues viran el pote de la botella pa’ que, pa’ que el mechón se moje otra vez, la mecha esa, el papel y vuelve y dé luz.

En otras palabras, el mechón es un quinqué improvisado, así que mi instinto no estaba muy lejos de la verdad. Alfonso explica que, después de ver el mechón apagarse, la imagen se le quedó en la cabeza.

Alfonso: Y entonces, cuando se termina la promesa, pues  regresamos a cantarle a los Reyes  y de ahí, pues yo canté: “Yo tenía una luz, yo tenía una luz a mi me alumbraba y venía a la brisa y fuá y me la pagaba”, que fue el mechón que se apagó en la jugada de baraja.

Alfonso no se esperaba que esa canción, que él tituló “La Luz”, fuera a pegar de la manera que pegó, al punto de que empezaron a llamarlo Mr. Fuá y, eventualmente, por esa misma fama, la gente le cambió el título a la canción, y hoy se conoce como “El Fuá”.   

Alfonso: La gente de ahí para acá no me hablaba más que del, del fuá, de la luz. Y ahora, ahora mismo parqueao’ por ahí una esquinita dos muchachitos me gritaron “fuá, fuá”. 

Y justo cuando Alfonso decía eso, una persona que caminaba a lo lejos lo reconoció, lo saludó efusivamente y empezó a cantar a toda boca en medio de la plaza...

Persona: Yo tenía una luz que a mí me alumbraba, yo tenía una luz, Alfonso, que a mí me alumbraba y venía una brisa y fuá y me la apagaba, 

Puerto Rico no es el único país hispanoparlante donde decir “la luz” nombra mucho más que una llama o un resplandor que alumbra

Decir “la luz” en español significa también la electricidad que llega de manera compleja a nuestras casas y a los negocios que frecuentamos. Es hablar de todo lo que está conectado a los enchufes. Algo fácil de decir, pero que tiene un peso muy complejo en nuestro día a día. 

Por eso “El fuá”, para nosotros, se convierte en otra cosa. Esa luz que yo tenía es metáfora de todo lo que la electricidad me permite hacer. Y la brisa que la apaga, es algo mucho más problemático y hasta tenebroso.

SFX Huracan 

Soy Laura Noemí Pérez y escuchas el primer episodio de El Meollo, una propuesta de periodismo explicativo para Puerto Rico. 

En El Meollo, queremos ir hasta el centro de los temas más complejos que afectan nuestra vida diaria, para desenredarlos y comprenderlos.

En esta primera temporada, queremos entender el pasado, el presente y el futuro de nuestro tan crucial, como problemático, sistema de energía eléctrica.

BEAT

En los últimos 100 años, “la luz” ha significado muchas cosas en Puerto Rico: alumbrar la llegada de una emisaria de la realeza, hacer realidad el sueño de una ciudad viva y nocturna o impulsar las industrias que dependían de su existencia y ayudaron a crear la llamada clase media. 

La luz también fue esa innovación que permitió que las niñas y niños de Puerto Rico -- tanto de la ciudad como de los campos más remotos-- pudieran hacer sus tareas escolares y estudiar por las noches.

Así que podríamos decir que la nueva versión de “la luz” a la que le canta Alfonso transformó tanto el paisaje como la economía de la isla. 

BEAT

En nuestras vidas, como en “El fuá”, la luz es la protagonista. ¿Pero de qué vale una protagonista sin antagonista?  

En la canción, “la brisa” es la antagonista que extingue a nuestra protagonista, la frágil llama de una vela o de un quinqué. 

Pero, en los pasados 100 años, muchos tipos de “brisas” nos han apagado la luz como país: las crisis petroleras, la política partidista que corroe todo lo que toca —tanto lo público como lo privado— y, por supuesto, vendavales sin nombre y los huracanes históricos. Todas estas brisas, unas más flojas, otras más potentes, han conseguido dejarnos a oscuras. 

Durante mucho tiempo, quienes dependemos del servicio eléctrico hemos sido observadores pasivos. Nos contentamos con que hubiera “luz”, que funcionara la nevera, el microondas; con tener internet o aire acondicionado. No nos importaba mucho cómo llegaba “la luz”, ni los factores que afectan cuánto nos cuesta.
Pero María nos cambió el “chip”, ¿verdad? 

En septiembre de 2017, cuando la luz ya era mucho más que bombillas: Puerto Rico se quedó a oscuras, en lo que fue el inicio del segundo apagón más largo en la historia de la humanidad. 

Estar sin luz por tanto tiempo significa no tener cómo refrigerar medicinas, prender respiradores, mantener conexiones de comunicación. A veces en esas semanas y meses interminables nos sorprendíamos tarareando “El fuá”, pero la sensación ya no era tan jocosa, más bien, tétrica…

Yo tenía una luz que a mí me alumbraba y vino la brisa… ¿y a cuántos mató?  

Cuando supe que mi colega Ezequiel iba a encontrarse con Alfonso en la plaza de Añasco, le pedí que le preguntara cuánto tiempo había estado sin luz durante el huracán Maria.

Alfonso: 78 días, 78 días, sin luz total.

Desde ese apagón histórico, decenas de miles de puertorriqueños han hecho lo que sea para asegurarse “la luz”. Y dada la evolución de las tecnologías, una solución que por años pareció un sueño de ciencia ficción se va convirtiendo en realidad: instalar un sistema de generación solar para electrificar la casa. 

ARCHIVO: Medley de anuncios de energía solar

Los que no lo tienen, esperan ansiosos por la oportunidad de tenerlo. Los que no son dueños de su casa, o viven en edificios multipisos, desesperan por encontrar soluciones que les garanticen aunque sea un poquito de “luz”. Y no solamente para cuando venga un huracán, porque la luz ya se apaga lo mismo con viento que con Sol.

Esa desesperación nos puede llevar a tomar decisiones apresuradas. Pero no podemos dejar que la urgencia nos domine.

La realidad es que si queremos ayudar a resolver esto de que la luz se apague con cualquier brisa, necesitamos ser ciudadanos activos, entender cómo se produce la energía, cómo se distribuye, y buscar que nuestra relación con la electricidad sea más que pagar una factura.

Con esta intención es que surge la idea de este podcast. Que, en realidad, es una especie de viaje por las conversaciones que tuve con personas que comparten diferentes inquietudes relacionadas con nuestra querida luz.

Hablé con gente como Eugenio Latimer, que estuvo ahí cuando la Autoridad de Energía Eléctrica todavía no se llamaba así, y recopiló la historia de lo que probablemente fue el proyecto público más importante y osado del siglo 20 puertorriqueño.

Eugenio: ¿Qué tú me dices de la electrificación rural? 

Inventaron el poner los postes con helicópteros, que eso no se usaba en ningún sitio. Mira, coger un helicóptero con un poste de esos y llevarlo, hay que tener unas habilidades terribles para eso. Entonces abajo estaban los otros compañeros que tenían el hoyo hecho y to’ entonces para sembrarlo. 

¡Imagínate el impacto que tuvo eso! Esa gente que vivía en las montañas, porque la gente no estaba acá en San Juan ni en Mayagüez, estaban en las montañas, y esa gente tenían que estudiar. ¿Tú te imaginas el impacto de que podían tener luz eléctrica y que un niño pudiera leer y escribir para poder hacer sus asignaciones con luz?

Ese impacto nada más es grandioso. Es grandioso. Y eso se hizo. 

También hablé con Rosalina León, socia y administradora de la Cooperativa de Vivienda Jardines de San Francisco en San Juan, una comunidad que, como tantas en nuestro archipiélago, está bregando con las consecuencias del deterioro de ese gran proyecto de país, y cómo hemos terminado con un sistema eléctrico que a duras penas mantiene las luces prendidas. 

Rosalina: Pues, una de las cosas que ha afectado el problema de la luz, además de que el costo subió, se duplicó, es que como se va tanto la luz, el gasto de diesel, siempre estamos por encima del presupuesto. Porque si tú tienes la planta regularmente, la prendes por una emergencia. Pero si tienes que prenderla tres veces a la semana, 10 o 12 horas, tienes que estar comprando, diesel. El diesel después de las situaciones también aumentó. Bueno, nada es perfecto, pero una cosa es que no sea perfecto. Y otra cosa es que sea casi totalmente imperfecto. ¿Me entendieron? (rie)

De seguro entiendes clarito a Rosalina. Muy probablemente, has padecido esa total imperfección en carne propia en cualquier rincón del archipiélago. 

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El frágil y carísimo servicio de electricidad es, para Puerto Rico, un problema de país, y por eso, en esta búsqueda de información y de alternativas, también quise contactar a gente de otros lugares donde habían enfrentado crisis similares y entender cómo las habían superado. 

Ramón: Nosotros logramos reducir los costos energéticos en prácticamente a la mitad. Es decir, salir de los combustibles fósiles o de, en nuestro caso, de derivado del petróleo, para pasar a energía eólica, a energía solar, nos permitió pasar de alrededor de mil cien millones de dólares de costo de producción de electricidad al año a seiscientos millones de dólares que tenemos hoy.

Ese es Ramón Méndez Galain. Uno de los responsables de diseñar y ejecutar una nueva política pública energética en Uruguay.

Ramón: Redujimos en quinientos millones de dólares todos los años los costos de producción de electricidad en un país en que quinientos millones de dólares es el uno por ciento del PBI. O sea, es un impacto en la economía muy importante que, bueno, fue fruto definitiva… de lo que decíamos, o sea, hoy en día las energías renovables son más baratas y hay esos, hay evidencia en todo el mundo.

Esa conversación con Ramón, al igual que las que mantuve con representantes de las comunidades aquí en Puerto Rico, me dejaron con la esperanza de que puede haber luz al final del túnel. 

Y por eso te invito a que me acompañes por los próximos cuatro episodios para que, juntos, vayamos aprendiendo sobre estos temas y, ojalá, sentirnos listos para ser parte de la conversación y de las decisiones sobre el futuro energético de nuestras islas.

BEAT

Alfonso:

Yo tenía una luz que a mí me alumbraba

yo tenía una luz que a mí me alumbraba

y venía la brisa y fuá y me la apagaba

y venía LUMA y fuá y me la apagaba.

Recuérdate, que en aquel tiempo no era LUMA, LUMA era los mechones de quinqué. (ríe)

En el próximo episodio de El Meollo, vamos pa’ atrás pa’ poder mirar pa’lante.

Agustín: En Puerto Rico, hubo muchos lugares que llegó la electricidad antes que la carretera, porque la gente que estaba a cargo de la industria eléctrica, esa gente de la Autoridad de Fuentes Fluviales, eran unos titanes.

Y encontramos la primera bombilla.

Eugenio: La primera bombilla que se encendió en Puerto Rico por energía eléctrica fue en Villalba.

Este episodio lo escribió Oscar J. Serrano. Fue editado por Ezequiel Rodríguez Andino y por mí, Laura Noemí Pérez. El diseño de sonido y la producción son de Ezequiel Rodríguez Andino. El diseño de marca y el arte gráfico que acompaña los episodios son de Alberto de la Cruz.

Esta primera temporada de El Meollo fue posible gracias a la subvención de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, el National Endowment for the Humanities y el Environmental Defense Fund.

Contamos con la asesoría de Agustin Irizarry Rivera y Carlos A. Muñiz Osorio.

Agradecimientos especiales para José Ibañez, de Monopolio Records, Sonya Canetti Mirabal y Dalila Rodríguez Saavedra, de Humanidades Puerto Rico, Dan Whittle y Braulio Quintero del Environmental Defense Fund, María Colón Cruz y los estudiantes de comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón y a Espacios Abiertos.

Visita el portal ElMeollo.org para consultar materiales relacionados con este episodio y obtener más información sobre la energía en Puerto Rico.